Por Laura Herráez
Apto todo Público: niños, adolescentes, familias, parejitas, extranjeros y ese tipo de especímenes que suelen pedirte que les saques una foto con su cámara digital. Cuatro temas al hilo para entrar en calor: "Confiá", "Tiempo al tiempo", "El chico de la tapa" y "Llueve sobre mojado". El cielo está nubladísimo y el pronóstico no ayuda mucho que digamos. "¡Vade retro, lluvia!", grita el cantante y hace cuernitos. Tiene smoking amarillo, polera roja, las letras abrochadas en un atril (por el viento) y el piano todo pintarrajeado (¡Say no moreeee!).
El protocolo dice que es la despedida de Confiá, su último disco, que después se va de gira por Europa, que no sabemos cuando volverá y bla bla bla. Todo eso deja de pesar cuando engancha "11 y 6", "El amor después del amor" (infaltable Claudia Puyó) y "Dos días en la vida". Con Leo Sujatovich (histórico tecladista de Spinetta Jade y Tantor) hace "Un vestido y un amor", después canta con Litto Nebbia "Sólo se trata de vivir" (alegando que "Si no hubiera sido por él, no hubiésemos escuchado música argentina contemporánea hoy") y cierra el bloque de Puro Rock Nacional con "Puente", en homenaje a Cerati. Linda versión. "Quiero que todos cantemos la nota Si, para mandarle un 'sí' a Gustavo", propone él, haciendo sonar esa última nota de la escala musical.
Cuando Páez se aleja del piano en sus shows, se cuelga la Gibson SG y empieza a enumerar capitales del mundo como un desquiciado, uno sabe que se viene "Ciudad de pobres corazones" y que la cosa se va a pudrir. Gabriel Carámbula (a falta de Juanse) suma garra stone y el tema se convierte en el momento más rockero de la noche, con cinco (¡cinco!) guitarras al frente. Hasta el tren de la línea San Martín que pasa por el costado del escenario se detiene.
"No me gusta cantar / yo me muero con Fabiana Cantilo", bromea en "Circo beat" (en vez de Gena Rowlands), ya bordeando el final de la presentación. Para los bises, cambia de vestuario ("un cambiecito de ropa, che") e invita a revolear la remera con "A rodar mi vida" + "Mariposa technicolor". Sus rulos rebotan de un lado al otro, como resortes. "Gracias por haber venido a pesar del frío y la lluvia. Chau, amores, hasta el próximo disco", se despide el cantante, bajo una fuerte lluvia... de papelitos metalizados.
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